La tercera edad, la última, el final, la etapa que más cuesta aceptar en la que vemos que nuestras aptitudes para seguir viviendo van mermando, envejecemos y se arruga la piel, perdemos visión, enfermamos más a menudo y somos físicamente más débiles de lo que éramos antes. La sociedad deja de lado a los ancianos ya que ya no pueden aportar más, se vuelven una carga inútil para la que sólo puede esperar a que acabe de una vez. Pero esto es lo se que intenta desmentir en este reportaje, como la vida de un abuelo: Oriol, que vive prácticamente en soledad a pesar de tener hijos y nietos, no deja de lado sus ganas de vivir cada día aunque sea con la compañía de sus perros, Lola y Coco, que lo apoyan todo el día. Cuando se habla con Oriol se puede ver cómo aún guarda felicidad en su interior mientras bromea y te cuenta su vida todo y ser consciente de la problemática que sufren día tras día.